MARIA REINA DE LA PAZ
  Virgen de Guadalupe - México, 1531
 

Ciudad de México, 1531

La aparición de la Virgen de Guadalupe es una maravillosa obra de evangelización de la Madre de Dios, hecha poco tiempo después del desembarco de los españoles en América. Y si bien los primeros años de colonización fueron traumáticos  para los nativos de América, también sabemos que Dios saca el bien de los dolores del hombre. María se mezcló con la llegada de los europeos a México para impulsar el conocimiento de Su Hijo entre indios y futuros habitantes de las Américas.

Conocemos bien la esencia del Milagro de Guadalupe. La aparición se inició el 9 de diciembre de 1531 en las cercanías de la Ciudad de México, entonces ciudad capital del imperio Azteca: la Virgen se aparece al indio Juan Diego, y le pide que transmita al obispo del lugar su voluntad de que se construya un templo dedicado a Ella en el cerro Tepeyac. El obispo, al escuchar el relato del indio, le pide una prueba de la Presencia de la Madre de Dios allí. María hace crecer entonces un jardín de rosas en un cerro inhóspito y semidesértico, y se las hace recoger en su tilma (especie de poncho o manta) a Juan Diego. Luego le pide se las presente como prueba de Su Presencia al obispo. Cuando el indio abre su tilma frente al obispo, caen las flores al piso y aparece milagrosamente retratada la imagen de la Virgen María en la rústica tela. El templo dedicado a la Virgen de Guadalupe fue construido en el cerro Tepeyac, lugar de las apariciones, donde se exhibe la tilma original de Juan Diego, impresa con la mundialmente conocida imagen de la Virgen de Guadalupe.

Para entender lo ocurrido allí en su más fresca y maravillosa expresión, les ofrecemos un relato escrito en idioma indio pocos años después de los hechos (pleno siglo XVI), por un sabio indígena (Don Antonio Valeriano): el documento es conocido como el Nican Mopohua (“aquí se narra”).  El autor recoge allí el testimonio del propio indio Juan Diego, pocos años después de los hechos acontecidos en el cerro Tepeyac. La naturalidad y belleza de la narración dan una impresión vívida de los diálogos entre el indio vidente y la Virgen María, así como de la realidad de la época en que todo ocurrió. Si bien el escrito en lengua Náhuatl fue traducido al español, conserva la inocencia del indio y su entorno, en sus giros y expresiones.

Y como premio a su obra, el Papa Juan Pablo II canoniza en julio de 2002 al indio Juan Diego: ¡ ahora es San Juan Diego !

Disfrute de este honor, poder recibir un relato hecho varios siglos atrás sobre la Virgen María actuando como Madre diligente entre nosotros. Las apariciones en América se han multiplicado desde entonces, pero María quiso actuar tempranamente para poner su sello a esta nueva tierra virgen, para ser evangelizada con la Palabra del Salvador. Conocer a la Virgen de Guadalupe es comprender el amor de Dios por América, por enviar a estas tierras nada más ni nada menos que a  Su amadísima Madre. 

 
   
 
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